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¿Como cocinar las hamburguesas?

Seguro que has cocinado muchas hamburguesas hasta hoy, pero no eran hamburguesas Vázquez Romero sin aditivos y naturales. Estas hamburguesas, hechas con carne de una calidad excepcional, requieren una cocción cuidadosa. Siguiendo nuestros consejos, conseguirás las mejores hamburguesas que puedas degustar.

Recuerda que las hamburguesas tienen como máximo un 20% de grasa, lo que les proporciona jugosidad tras la cocción. Te las presentamos congeladas para conservar todas sus propiedades hasta llegar a tu domicilio. Debes descongelarlas sin romper la cadena del frío: pásalas del congelador a la parte más fría de la nevera el día antes de cocinarlas. Para que no pierdan su terneza, se deben cocinar sin atemperar: una vez descongeladas, directamente de la nevera al fuego. Así, no damos tiempo a que la carne suelte la grasa y el agua que contiene, y la hamburguesa quedará más jugosa.

¿Sartén, barbacoa o plancha?

A menudo habrás escuchado que las hamburguesas más sabrosas se hacen a la barbacoa. Pero, como todo, es cuestión de gustos. En una barbacoa o una parrilla el calor que cuece la carne se transmite por el aire. La parrilla en sí misma se calienta, pero solo consigue tostar los puntos en los que entra en contacto con la hamburguesa: por eso sale la carne con un bonito estampado a rayas. En una barbacoa, la cocción es más larga y consigue un sabor ahumado y a leña que no tendrán si las cocinas en una sartén o una plancha. Sin embargo, los jugos de la carne se irán perdiendo en la rejilla, cayendo directamente al fuego.

En una sartén el fuego se reparte de forma uniforme por la superficie, lo que permite que las hamburguesas se cocinen bien en todos sus puntos. Tiene la ventaja de que todos tenemos sartenes en casa, no hace falta tener un jardín o un recinto exterior como para una barbacoa, y la carne se hace de forma fácil y rápida.

Una plancha es una superficie plana que puede estar integrada en nuestra cocina como un fuego más, o que podemos adquirir como un electrodoméstico aparte. Las planchas eléctricas se calientan también de forma uniforme, y pueden ponerse encima de la mesa para cocinar mientras vamos comiendo, para tener la comida caliente en todo momento. Permiten cocer tanto carnes como verduras, y en algunos modelos, se puede cocinar también el pan o hacer una raclette. Tienen una superficie antiadherente, de fácil limpieza, y que permite cocinar sin que la comida se pegue aun sin usar casi aceite.

Si cocinamos en sartén o en una plancha, conseguimos que toda la superficie de la hamburguesa quede tostadita, ya que se cocina por el contacto directo con el calor de la plancha o la sartén. La carne no tiene ese sabor a leña, pero como se mantienen los jugos en la sartén, la hamburguesa queda bien coloreada por fuera y jugosa por dentro en tan solo 5 minutos.

Si crees que vas a echar de menos el sabor a leña característico de la parrilla, prueba a acompañar la hamburguesa con un queso ahumado.

Un par de recomendaciones

La sartén o la plancha tiene que estar bien caliente, con solo unas gotas de aceite para que no se pegue. Con el fuego muy fuerte y dando a vuelta a la hamburguesa a los 3 ó 5 minutos para que se ase por los dos lados, ya conseguirás una sabrosa hamburguesa tostada por fuera y jugosa, en su punto, por dentro. 

Si prefieres usar una parrilla, quizás es mejor que el aceite lo pongas en la carne, con un pincel de cocina. En la barbacoa se necesita menos aceite que en la sartén. En ninguno de los dos casos es recomendable que estrujes la carne con una espátula. Con ese procedimiento solo consigues que suelte todos los jugos, y la hamburguesa quedará seca.

Elegir el pan

Aunque las hamburguesas se pueden comer directamente en un plato con alguna guarnición de ensalada, patatas fritas o lo que apetezca, lo que nos viene a la cabeza cuando cocinamos una buena hamburguesa es ponerla en medio de un panecillo. 

El pan que nos sirven en los restaurantes de comida rápida suele ser tipo bollo, un pan más bien dulce y blando, sin corteza dura. Esto facilita que podamos darle buenos bocados a la hamburguesa, pero tiene un peligro: si hemos comprado una hamburguesa de más de 150 g como las de Vázquez Romero, el pan blando puede perder consistencia con la carne caliente recién cocinada. Así que un buen pan grueso, con miga consistente y, si puede ser, con corteza, te permite dar un mordisco sin que el bocadillo se desmorone. Una opción intermedia muy adecuada es un pan de cristal, ligero, esponjoso y con una corteza fina pero suficientemente consistente.

Y recuerda que puedes acompañar cualquier hamburguesa con queso, tomate fresco, lechuga, rúcula, pepino, cebolla caramelizada... Puedes añadir el queso en el momento de cocinarla, justo cuando le das la vuelta y tienes la parte cocida a la vista. También puedes taparla con queso, cuando ya la sacas del fuego, en el momento de servirla: el mismo calor de la hamburguesa fundirá el queso lo suficiente para que esté sabroso.

El acompañamiento de verdura puede ponerse en el plato, si la hamburguesa la sirves sin pan, o dentro del panecillo, encima o por debajo de la carne. 

Si vas a cocinar muchas hamburguesas para un grupo grande, ¿cómo conseguir que todos tengan la carne a la vez y esté caliente? Puedes envolver cada hamburguesa con un poco de papel de horno y, justo en el momento de servirla, darle un golpe de microondas.

¿Ya se te hace la boca agua? Compra cualquiera de nuestras hamburguesas, elige cerdo, ternera, mixta, escoge la raza que más te apetezca, y ¡a disfrutar!

 

Etiquetas: Cocina